Catorce miembros de una pequeña secta pentecostal fueron declarados culpables de homicidio por negligencia en relación con la muerte de Elizabeth Rose Struhs, una niña de 8 años con diabetes tipo 1, quien falleció en enero de 2022 después de que le negaran tratamiento médico esencial debido a creencias religiosas.
Entre los condenados se encuentran los padres de la menor, Jason Richard Struhs, de 53 años, y Kerrie Elizabeth Struhs, de 49, así como su hermano Zachary Alan Struhs, de 22. Los otros once miembros del grupo también fueron hallados culpables y enfrentan posibles penas de cadena perpetua. La sentencia será dictada el 11 de febrero.
Elizabeth dependía de inyecciones de insulina para controlar su diabetes, pero sus padres, siguiendo las creencias de la secta conocida como "la Iglesia" o "los Santos", optaron por suspender su tratamiento y confiar únicamente en la oración. Durante días, la niña sufrió el deterioro progresivo de su salud sin recibir atención médica.
Tras su fallecimiento el 7 de enero de 2022, los miembros de la secta retrasaron la notificación a las autoridades, creyendo que la niña resucitaría mediante la oración. Pasaron 24 horas antes de que finalmente se contactara a los servicios de emergencia, pero para entonces, Elizabeth ya había muerto.
La secta, liderada por Brendan Luke Stevens, se separó de la iglesia Revival Centres International después de que Stevens no lograra convertirse en pastor. El grupo promovía la fe como único medio de sanación y rechazaba cualquier tipo de tratamiento médico, incluso en casos de enfermedades graves.
El caso de Elizabeth no fue un incidente aislado. En 2019, la menor ya había estado al borde de la muerte debido a la negativa de su madre a llevarla al médico. En esa ocasión, su padre, quien en ese momento aún no formaba parte de la secta, intervino y la llevó al hospital, salvándole la vida. Cuando tenía 6 años, Elizabeth pesaba apenas 13 kilogramos (29 libras), muy por debajo del promedio saludable de 21 kilogramos (46 libras).
En 2021, Kerrie Struhs fue condenada a 18 meses de prisión por negligencia médica en relación con su hija. Su esposo, Jason, también recibió una sentencia de seis meses, aunque esta fue suspendida tras testificar contra su esposa. Sin embargo, posteriormente se unió a la secta bajo presión de su familia y los líderes del grupo, lo que terminó con la muerte de Elizabeth.
Jayde Struhs, hermana mayor de Elizabeth y una de las ocho hijas de la familia, se alejó de la secta a los 16 años. Tras la tragedia, criticó duramente al sistema de protección infantil por no haber intervenido a tiempo para salvar a su hermana menor.
El caso ha generado conmoción en Australia y reavivado el debate sobre los límites de la libertad religiosa cuando esta pone en riesgo la vida de menores.
Imagen destacada: Jayde Struhs
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