El superintendente estatal de Oklahoma, Ryan Walters, ha ordenado la enseñanza obligatoria de la Biblia en las escuelas, argumentando que esto restaura el lugar del texto bíblico en las aulas. Sin embargo, críticos señalan que esta medida borra la línea entre la educación secular y la religiosa, reflejando tendencias observadas en otros estados como Louisiana, donde la ley que permite la exhibición de los Diez Mandamientos enfrenta desafíos legales.
La decisión de Walters se apoya en la ley federal que permite el uso de textos religiosos como ayuda secular, no como formación religiosa. En 1963, el Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso Abbington v. Schempp estableció que las escuelas públicas pueden usar textos religiosos de manera objetiva en la educación secular, pero no pueden promover prácticas religiosas.
El mandato de Walters propone utilizar la Biblia para lecciones históricas y éticas, lo cual algunos críticos interpretan como una promoción del nacionalismo cristiano, defendiendo el papel del cristianismo en la gobernanza estadounidense. Este movimiento se alinea con esfuerzos más amplios que desafían los límites religiosos en las escuelas públicas, reflejados en decisiones recientes del Tribunal Supremo que permiten fondos públicos para escuelas religiosas y respaldan exhibiciones públicas de prácticas religiosas.
El mandato de Walters de impulsar la enseñanza obligatoria de la Biblia a nivel estatal podría enfrentar desafíos constitucionales, potencialmente elevando el tema al Tribunal Supremo de Estados Unidos para su resolución.
Imagen destacada: Nick Oxford / AP for Human Rights Campaign
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