En un hito histórico, Claudia Sheinbaum ha sido elegida como la primera presidente mujer y judía de México. Sheinbaum, científica climática y exalcaldesa de la Ciudad de México, ganó la elección más grande en la historia del país.
El proceso electoral estuvo marcado por la violencia, con 37 candidatos asesinados, incluyendo a Alfredo Cabrera en el estado de Guerrero poco antes de la elección. A pesar de esto, los votantes acudieron a las urnas para elegir legisladores, nueve gobernadores y casi 20,000 funcionarios locales.
Sheinbaum, quien se enfrentó a la candidata de oposición Xóchitl Gálvez, obtuvo aproximadamente el 60% de los votos, el doble que su competidora más cercana. Con más de 98 millones de votantes registrados y más de 20,000 cargos en disputa, la participación ciudadana fue masiva.
Los mercados financieros reaccionaron negativamente a la victoria de Sheinbaum. El peso mexicano cayó más del 4% y el mercado de valores local retrocedió más del 2%. Hay preocupaciones de que Sheinbaum continúe con las políticas populistas de su predecesor, Andrés López.
Uno de los desafíos principales que enfrenta Sheinbaum es la violencia y el crimen organizado. Planea expandir la Guardia Nacional para abordar estos problemas y enfocar esfuerzos en las cuestiones sociales que fomentan el reclutamiento por parte de los cárteles. También aboga por un estado de bienestar robusto, energía limpia y el mantenimiento de la empresa petrolera estatal Pemex.
Con el aparente supermayoría del partido Morena en el Congreso, existe la posibilidad de cambios constitucionales. Esto genera inquietud entre los inversores extranjeros debido a posibles restricciones en la inversión privada y nuevos sitios industriales.
Sheinbaum ha enfatizado la necesidad de reconciliación en un país dividido y afectado por la violencia. Su victoria representa no solo un cambio significativo en la política mexicana, sino también una oportunidad para abordar profundamente los problemas que aquejan a la nación.
Imagen destacada: Raquel Cunha/Reuters
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