Hakop Gochumyan, un ciudadano armenio, ha sido sentenciado a diez años de prisión en Irán por actividades de proselitismo, una práctica ilegal bajo las leyes religiosas iraníes. La condena se basó en la "intuición personal" del juez según el Código Penal Islámico de Irán, y no en pruebas concretas.
Hakop y su esposa, Elisa Shahvardian, fueron arrestados en agosto de 2023 mientras estaban de vacaciones en Irán. La detención ocurrió durante una cena en la casa de un amigo en Pardis, cerca de Teherán, y fue llevada a cabo por agentes de inteligencia que confiscaron literatura cristiana en idioma farsi.
Sus dos hijos, de 7 y 10 años, quedaron al cuidado de la tía de Shahvardian tras el arresto de sus padres. La pareja fue trasladada a la prisión de Evin, conocida por sus duras condiciones, donde enfrentaron confinamiento solitario y tortura psicológica.
Shahvardian, de ascendencia iraní, fue liberada bajo fianza en octubre de 2023, pero Gochumyan permaneció en custodia. Hakop fue acusado de "participar en actividades de proselitismo desviado", a lo que se declaró no culpable.
El juicio de Hakop, llevado a cabo en febrero de 2024, careció de pruebas concretas y se basó en la intuición judicial conforme al Artículo 160 del Código Penal Islámico de Irán. En junio de 2024, la apelación de Hakop fue rechazada, confirmando su sentencia de diez años.
Irán permite a las minorías cristianas históricas practicar el cristianismo, pero prohíbe el evangelismo, especialmente en comunidades de habla farsi. A pesar de estas restricciones, se informa que el cristianismo está creciendo en Irán, con iglesias subterráneas expandiéndose rápidamente.
La situación de Hakop Gochumyan resalta las dificultades enfrentadas por aquellos que practican el proselitismo religioso en un país donde las leyes religiosas son estrictamente aplicadas y donde la libertad religiosa está severamente restringida.
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