La guerra en Gaza ha dejado un rastro de devastación que va más allá de los edificios derruidos y las vidas perdidas. La presencia cristiana en esta región ha sufrido un declive rápido y preocupante, según informes recientes.
Shady Al-Najjar, líder de la Iglesia Bautista de Gaza, describe las condiciones de vida en la región como "muy difíciles" y "inútiles". Al-Najjar ha huido a Egipto, dejando atrás un compuesto de iglesia dañado ahora ocupado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
La situación ha llevado a muchos cristianos a tomar la difícil decisión de abandonar Gaza, enfrentándose a la disyuntiva de quedarse para reconstruir o comenzar una nueva vida en el extranjero. Según estimaciones de la Corte Penal Internacional (CPI), entre el 25% y el 50% de los cristianos de Gaza han huido, y más están solicitando permisos para salir.
El control de Israel sobre el cruce fronterizo de Rafah obstaculiza el paso seguro hacia Egipto para los palestinos que huyen. Antes de la guerra, solo unos pocos bautistas vivían en la Ciudad de Gaza, y la mayoría de los cristianos huyeron durante la toma de control de Hamas en 2006-2007.
Aproximadamente 200 cristianos ya han abandonado Gaza, y más están buscando permisos para irse. Las condiciones cada vez más deterioradas, incluida la hambruna y la inseguridad alimentaria, dificultan quedarse en Gaza.
Mientras tanto, la organización Massad brinda apoyo a los cristianos refugiados en Gaza y espera que permanezca una presencia cristiana en la región. Massad coordina la distribución de ayuda y comidas calientes para aquellos refugiados en Gaza.
El costo humano de la guerra en Gaza es asombroso, con un saldo de más de 34,000 muertos y más de 78,000 heridos. En Israel, alrededor de 1,200 personas han perdido la vida y más de 8,700 han resultado heridas.
Mientras la comunidad internacional observa con preocupación la situación en Gaza, el destino de los cristianos en la región sigue siendo incierto, pero organizaciones como Massad continúan brindando apoyo crucial en medio de la crisis.
Imagen destacada: Abdel Kareem Hana, AP
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